Quitándome el Yeso

Me dirigí hacia la enfermería súper contenta pues era el día del partido y además por fin me quitaban la escayola.
- Hola - saludé al entrar
- Buenos días Taylor - respondió Rose, la enfermera - ¿Vienes a quitarte el yeso?
- Sí - dije con una gran sonrisa - Me dijiste que me lo quitarías hoy
- Pues sí, anda, siéntate - obedecí y me senté en la camilla dejando mi pie en alto, ella se sentó en un taburete y palpó el tobillo - ¿Te duele? - negué con la cabeza sonriente - ¿Y si hago esto? - hizo un par de movimientos y presiones sobre él
- Nada
- Bien, entonces deshagámonos de eso - cogió unas tijeras de la estantería de metal y recortó el yeso que se abrió dejando mi pie libre, no estaba nada hinchado - Ya está, levántate y camina un poco
Hice lo que me pidió, me puse de puntillas, di un par de saltitos y no me dolía nada
- ¿Y bien?
- Ya está curado, ya puedes irte
- ¡Por fin! - le dí las gracias a Rose y salí de la enfermería